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Tarea colaborativa Libro VI, “Historia” de Heródoto Lydia Rodrigo, Esmeralda Molina, María Vicenta Ern, Maria Blasco.

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1 Tarea colaborativa Libro VI, “Historia” de Heródoto Lydia Rodrigo, Esmeralda Molina, María Vicenta Ern, Maria Blasco.

2 Esquema del libro VI: En el libro VI se nos narra, en primer lugar el final de la revuelta jonia (1-42) que ha ido sucediéndose a lo largo de los cinco libros anteriores: - Histieo regresa a Jonia, entrevistándose con Artáfrenes (1). - Intrigas de Histieo en Quíos y Sardes (2-4). - Los milesios se niegan a admitir de nuevo a Histeo, que parte hacia el Bósforo y acaba dedicándose a la piratería (5). - Los persas atacan Mileto (6): Los jonios deciden enfrentarse a los persas en una batalla naval. - Batalla naval de Lade (7-17): Victoria persa debida a la retirada de parte de la flota jonia. -Los persas conquistan Mileto, siendo esclavizados los milesios (18-20). -Reacción de Atenas al recibir la noticia (21).

3 - Migración de los samios a Sicilia (22-25). - Captura y muerte de Histeo (26-30). - Sumión definitiva de Jonia. Los persas conquistan las islas y el Hesponto (31-33). - Milcíades I y sus sucesores en el Quersoneso (34-41). - Reorganización de la administración persa en Jonia (42). En segundo lugar se nos cuenta la Primera Guerra Médica (43-140): - Primera expedición persa contra Grecia (43). - Fracaso de la campaña de Mardonio por el naufragio de la flota en Atos (44-45). - Darío frustra una posible sublevación en Tasos (46-47). - Ultimatum de Darío a Grecia (48). - Sumisión de muchos pueblos griegos. Atenas acusa a Egina de traición (49-50).

4 - Digresión sobre la historia contemporánea de Esparta (51-86): o Origen de la monarquía lacedemonia (51-55). o Privilegios de los reyes espartanos (56-58). o Costumbres espartanas y las de otros pueblos no griegos (59-60). o Cleómenes consigue destronar a Demarato (61-70). o Leotíquidas rey de Esparta (71-72). o Cleómenes entrega rehenes eginetas a Atenas (73). o Descubrimiento del complot urdido contra Demarato (74). o Locura y suicidio de Cleómenes. (75). o Excurso sobre la campaña de Cleómenes contra Argos (76-83). o Versión espartana sobre la locura de Cleómenes (84). o Egina reclama la devolución de los rehenes. (85-86). - Guerra entre Atenas y Egina (87-93). - Segunda expedición persa contra Grecia, dirigida por Datis y Artárenes (94-95). - Toma de Naxos, las Cícladas, Caristo y Eretria (96-101). - Operaciones previas a la batalla de Maratón (102-110).

5 - Batalla de Maratón (111-117). - Retirada persa. (118-119). - Los lacedemonios llegan al ática (120). - Apología de los alcmeónidas en relación con la batalla (121-124). - Historia de los alcmeónidas (125-131). - Milcíades ataca, insatisfactoriamente, Paros. Su condena y muerte (132-136). - Digresión sobre la toma de la isla de Lemnos a cargo de Milcíades (137-140).

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8 BATALLA NAVAL DE LADE: VI, 9, 13 «Ἄνδρες Ἴωνες, νῦν τις ὑμέων εὖ ποιήσας φανήτω τὸν βασιλέος οἶκον· τοὺς γὰρ ἑωυτοῦ ἕκαστος ὑμέων πολιήτας πειράσθω ἀποσχίζων ἀπὸ τοῦ λοιποῦ συμμαχικοῦ. Προϊσχόμενοι δὲ ἐπαγγείλασθε τάδε, ὡς πείσονταί τε ἄχαρι οὐδὲν διὰ τὴν ἀπόστασιν, οὐδέ σφι οὔτε τὰ ἱρὰ οὔτε τὰ ἴδια ἐμπεπρήσεται, οὐδὲ βιαιότερον ἕξουσι οὐδὲν ἢ πρότερον εἶχον. Εἰ δὲ ταῦτα μὲν οὐ ποι- ήσουσι, οἱ δὲ πάντως διὰ μάχης ἐλεύσονται, τάδε ἤδη σφι λέγετε ἐπηρεάζοντες τά περ σφέας κατέξει, ὡς ἑσσωθέντες τῇ μάχῃ ἐξανδραποδιεῦνται καὶ ὥς σφεων τοὺς παῖδας ἐκτομίας ποιήσομεν, τὰς δὲ παρθένους ἀνασπάστους ἐς Βάκτρα, καὶ ὡς τὴν χώρην ἄλλοισι παραδώσομεν.» “Este el tiempo, señores jonios, en que cada uno de vosotros acredite su fidelidad al rey, y su amor a la real casa: es menester que cada cual por su parte procure apartar a sus vasallos del cuerpo y liga de los conjurados en esta guerra. Para esto debéis ante todo ganarles con buenas razones, prometiéndoles que no tienen que temer castigo ni disgusto alguno por haberse sublevado, que ni los santuarios ni sus posesiones serán pasto de las llamas, y que no estarán en peores condiciones de sumisión de lo que estaban antes. Ahora bien, si no deponen su actitud y se empeñan en presentar batalla, amenazadlos detallándoles sin ambages que, indefectiblemente, se cernirán sobre ellos; es decir, que, como secuela de la derrota en la batalla, serán esclavizados, que castraremos a sus hijos, que deportaremos a sus doncellas a Bactra, y que entregaremos su territorio a otras gentes”.

9 Durante la batalla naval de Lade, los persas, al ver el gran número de fuerzas que recogieron los jonios, temieron, por un lado, no poder hacerse con la ciudad de Mileto y, por otro, la consiguiente represalia de Darío y, por tanto, decidieron recurrir a las amenazas. Reunieron a los tiranos jonios y les dijeron lo expuesto en el anterior texto. Esto los jonios lo toman como una amenaza hacia la esclavitud (VI 11, 3 y VI 11, 13), y consideran, por consejo de un foceo, que lo mejor que pueden hacer es presentar batalla, ya que los persas no lucharán y si lo hacen perderán. Recuerda este punto a los primeros raptos que se nos presentan en el libro primero de estas historias, no sólo por el hecho en sí de raptar a las mujeres, que sabemos que era bastante recurrente en la antigüedad, sino también por el tono y por la comparación de las doncellas con los niños.

10 HEGESÍPILA VI 39, 13 Μιλτιάδης τε δὴ ἴσχει τὴν Χερσόνησον πεντακοσίους βόσκων ἐπικούρους καὶ γαμέει Ὀλόρου τοῦ Θρηίκων βασιλέος τὴν θυγατέρα Ἡγησιπύλην. “Milcíades contrató los servicios de quinientos mercenarios con lo que, como es natural, se hizo con el control de Quersoneso, y además, contrajo matrimonio con Hegesípila, hija de Oloro, rey de los tracios”. Este matrimonio con la hija de Oloro, rey de la tribu tracia de los sapeos, ayuda a Milcíades a estar mejor posicionado y a tener un mejor trato en la península del Quersoneso. Los matrimonios, en la antigüedad, se llevaban a cabo tan sólo por intereses personales, generalmente políticos, territoriales y comerciales. Las mujeres eran tratadas durante el proceso como meras mercancías.

11 METÍOCO VI 42 21 Μιλτιάδης δὲ ἐξ Ἴμβρου ἀπικνέεται ἐς τὰς Ἀθήνας. Καὶ κατὰ τὸ ἔτος τοῦτο ἐκ τῶν Περσέων οὐδὲν ἐπὶ πλέον ἐγένετο τούτων ἐς νεῖκος φέρον Ἴωσι, ἀλλὰ τάδε μὲν χρήσιμα κάρτα τοῖσι Ἴωσι ἐγένετο τούτου τοῦ ἔτεος. “ Sin embargo, al llevarle los fenicios a Metíoco, el hijo de Milcíades, Darío no le hizo daño alguno, sino que lo colmó de bienes; pues le dio una casa, un patrimonio y una esposa de raza persa con la que tuvo hijos que fueron considerados persas de pleno derecho”. En el Próximo Oriente se había extendido la costumbre de agasajar con regalos y mercedes a los hijos de los enemigos políticos. El faraón Nekao, por ejemplo, designó a Yehoyakín como el rey de Judá y no a su padre Yosiyahu. Destaca también la importancia de concebir hijos legítimos, pues en caso contrario no obtendrían la ciudadanía y perderían numerosos derechos.

12 ARTOZOSTRA VI 43 5 ἡλικίην τε νέος ἐὼν καὶ νεωστὶ γεγαμηκὼς βασιλέος Δαρείου θυγατέρα Ἀρτοζώστρην. “El tal Mardonio era un individuo joven y acababa de contraer matrimonio con Artozostra, una hija del rey Dario”. Como podemos observar, las mujeres no eran más que un objeto, a través de las cuales los hombres podían obtener beneficios. El matrimonio estaba concebido como un pacto comercial entre el esposo y el padre de la novia (o su hermano o tutor legal, en caso de que el padre hubiese muerto) y las mujeres eran consideradas una mercancía más.

13 LAS ARGIVAS VI, 77, 2 καὶ γὰρ δή σφι ἐς τοῦτο τὸ πρῆγμα εἶχε τὸ χρηστήριον τὸ ἐπίκοινα ἔχρησε ἡ Πυθίη τούτοισί τε καὶ Μιλησίοισι, λέγον ὧδε· “ἀλλ᾽ ὅταν ἡ θήλεια τὸν ἄρσενα νικήσασα ἐξελάσῃ καὶ κῦδος ἐν Ἀργείοισιν ἄρηται, πολλὰς Ἀργείων ἀμφιδρυφέας τότε θήσει”. “Pues, de hecho, a esa contingencia se refería el oráculo que la Pitia les había dictado a la vez tanto a ellos como a los milesios, y que rezaba así: >”. Las mujeres se desgarraban las mejillas y se golpeaban el pecho en señal de duelo por la muerte de alguien o por una desgracia. En los funerales, a veces, se contrataban plañideras para que hicieran este trabajo.

14 ARGÍA VI, 52, 5 Μετὰ δὲ χρόνον οὐ πολλὸν Ἀριστοδήμῳ τεκεῖν τὴν γυναῖκα, τῇ οὔνομα εἶναι Ἀργείην· (…) ταύτην δὴ τεκεῖν δίδυμα, ἐπιδόντα δὲ τὸν Ἀριστόδημον τὰ τέκνα νούσῳ τελευτᾶν. Λακεδαιμονίους δὲ τοὺς τότε ἐόντας βουλεῦσαι κατὰ νόμον βασιλέα τῶν παίδων τὸν πρεσβύτερον ποιήσασθαι· οὐκ ὦν δή σφεας ἔχειν ὁκότερον ἕλωνται, (…) Οὐ δυναμένους δὲ γνῶναι, (…) ἐπειρωτᾶν τὴν τεκοῦσαν· τὴν δὲ οὐδὲ αὐτὴν φάναι διαγινώσκειν, εἰδυῖαν μὲν καὶ τὸ κάρτα λέγειν ταῦτα, βουλομένην δὲ εἴ κως ἀμφότεροι γενοίατο βασιλέες. Τοὺς ὦν δὴ Λακεδαιμονίους ἀπορέειν, ἀπορέοντας δὲ πέμπειν ἐς Δελφοὺς ἐπειρησομένους ὅ τι χρήσωνται τῷ πρήγματι· τὴν δὲ Πυθίην σφέας κελεύειν ἀμφότερα τὰ παιδία ἡγήσασθαι βασιλέας, τιμᾶν δὲ μᾶλλον τὸν γεραίτερον. (…) τοῖσι δὲ Λακεδαιμονίοισι ἀπορέουσι οὐδὲν ἧσσον ὅκως ἐξεύρωσι αὐτῶν τὸν πρεσβύτερον ὑποθέσθαι ἄνδρα Μεσσήνιον τῷ οὔνομα εἶναι Πανίτην. (…) φυλάξαι τὴν γειναμένην ὁκότερον τῶν παιδίων πρότερον λούει καὶ σιτίζει· (…) Ἐνθαῦτα δὴ τοὺς Σπαρτιήτας (…) ὑποθήκας φυλάξαντας τὴν μητέρα τῶν Ἀριςτοδήμου παίδων λαβεῖν κατὰ ταὐτὰ τιμῶσαν τὸν πρότερον καὶ σίτοισι καὶ λουτροῖσι, οὐκ εἰδυῖαν τῶν εἵνεκεν ἐφυλάσσετο. Λαβόντας δὲ τὸ παιδίον τὸ τιμώμενον πρὸς τῆς γειναμένης ὡς ἐὸν πρότερον τρέφειν ἐν τῷ δημοσίῳ· καί οἱ γειναμένης ὡς ἐὸν πρότερον τρέφειν ἐν τῷ δημοσίῳ· καί οἱ οὔνομα τεθῆναι Εὐρυσθένεα, τῷ δὲ νεωτέρῳ Προκλέα.

15 “Al cabo de no mucho tiempo, dio a luz la mujer de Aristodemo, cuyo nombre era Argía (…). La citada mujer dio a luz gemelos, y Aristodemo vivió para ver a sus hijos, pero poco después murió víctima de una enfermedad. Entonces los lacedemonios de la época, de acuerdo con su ley, decidieron nombrar rey al mayor de los niños. Pues bien, lo cierto es que no sabían a quién elegir (…) En vista de que no podían pronunciarse (…) se lo preguntaron a la madre. Pero la mujer aseguró que ni siquiera ella conseguía distinguirlos (la madre se manifestó en estos términos, a pesar de que sabía diferenciarlos a la perfección, pues deseaba que, si ello era posible, ambos llegaran a ser reyes). Los lacedemonios (…) enviaron emisarios a Delfos para preguntar al oráculo cómo resolver el asunto. Y la Pitia les ordenó que consideraran reyes a ambos niños, pero que honrasen preferentemente al primogénito. (…) Los lacedemonios, con todo, seguían sin saber cómo iban a reconocer al mayor de los hermanos cuando un mesenio, cuyo nombre era Panitas, les dio un consejo. (…) Que vigilaran a la madre para saber a qué niño lavaba y alimentaba en primer lugar; (…) Entonces, los espartiatas, (…) se pusieron a vigilar, sin perder un instante, a la madre de los hijos de Aristodemo y descubrieron (ya que ella ignoraba la razón por la que se la sometía a vigilancia) que, a la hora de alimentarlos y de bañarlos, mostraba una metódica preferencia por el primogénito. Considerando, pues, que se trataba del mayor, se hicieron cargo del niño objeto de la preferencia de su madre, para criarlo en algún edificio propiedad del Estado, y le impusieron el nombre de Eurístenes, y a su hermano el de Procles”.

16 Se desprende de este breve texto, claramente, una actitud dominante sobre las mujeres. Se nos describe una sociedad en la que la mujer se encuentra totalmente sometida a la voluntad del hombre en cualquier aspecto de su vida. Por ejemplo, vemos que, aunque concretamente en este texto sí se da, al principio, el nombre de la mujer, éste no es usado para referirse a ella, sino que siempre se nombra al hombre al que está unida: “la mujer de Aristodemo” o “la madre de los hijos de Aristodemo”. Podemos, también, intuir cómo las mujeres acostumbraban a vivir: ellas cuidaban de sus hijos, y por tanto, del bienestar del οἶκος. Estaban relegadas al hogar. Por otra parte, la sumisión queda patente cuando lo hombres dirigentes se ven autorizados para arrebatarle a uno de sus hijos con el fin de ser criado por el Estado y hasta para, incluso, escoger su nombre. Enfrentada a esta concepción de mujer dominada por el poder androcéntrico nos encontramos con el papel de la Pitia. La Pitia, la mujer que interpretaba los oráculos, mantiene una posición social completamente distinta: ella genera respeto entre sus conciudadanos y está considerada en la escala social, probablemente, muy por encima de cualquier hombre corriente. La religión le otorga poder.

17 DÁNAE VI, 53, 10 Ἀπὸ δὲ Δανάης τῆς Ἀκρισίου καταλέγοντι τοὺς ἄνω αἰεὶ πατέρας αὐτῶν φαινοίατο ἂν ἐόντες οἱ τῶν Δωριέων ἡγεμόνες Αἰγύπτιοι ἰθαγενέες. “Por otra parte, si desde Dánae, hija de Acrisio, se enumerasen los sucesivos antepasados de esa familia, se pondría de relieve que los caudillos de los dorios son oriundos de Egipto”. En este fragmento queda patente que las mujeres eran consideradas, en la Antigua Grecia, unas eternas menores de edad: siempre debían de estar bajo la tutela de algún miembro masculino de su familia, o bien de su marido.

18 LOS REYES ESPARTANOS VI, 57, 20 Δικάζειν δὲ μούνους τοὺς βασιλέας τοσάδε μοῦνα· πατρούχου τε παρθένου πέρι, ἐς τὸν ἱκνέεται ἔχειν, ἢν μή περ ὁ πατὴρ αὐτὴν ἐγγυήσῃ. “Los únicos casos que sólo los reyes tienen potestad para dirimir son, en concreto, los siguientes: los relativos a determinar la persona a la que le corresponde casarse con una doncella que herede todos los bienes de su familia, si es que su padre no la ha prometido en matrimonio”. Este texto hace referencia a lo que en Atenas se denominaba una joven epíkleros. Como los bienes familiares, así como la custodia de los cultos familiares y la patria potestas, sólo podían ser legados a los varones, si un hombre fallecía sin descendencia masculina – y sin haber concertado las bodas de sus hijas –, la hija que heredaba los bienes familiares debía contraer matrimonio con un pariente próximo de su padre, para evitar que la línea familiar se extinguiese. Así, a los reyes les correspondía decidir qué pariente debía desposar a la muchacha cuando existía más de un aspirante a su mano.

19 LA MUERTE DE UN REY ESPARTANO VI, 58, 3 κατὰ δὲ τὴν πόλιν γυναῖκες περιιοῦσαι λέβητας κροτέουσι. Ἐπεὰν ὦν τοῦτο γίνηται τοιοῦτο, ἀνάγκη ἐξ οἰκίης ἑκάστης ἐλευθέρους δύο καταμιαίνεσθαι, ἄνδρα τε καὶ γυναῖκα· μὴ ποιήσασι δὲ τοῦτο ζημίαι μεγάλαι ἐπικέαται. “Mientras que, en la capital, grupos de mujeres recorren las calles golpeando unos calderos. Pues bien, cuando se produce una manifestación de esta naturaleza, es preceptivo que, en cada casa, dos personas de condición libre, un hombre y una mujer, se vistan de luto; y severas penas amenazan a los infractores”. VI, 58, 14 τούτων ὦν καὶ τῶν εἱλωτέων καὶ αὐτῶν Σπαρτιητέων ἐπεὰν συλλεχθέωσι ἐς τὠυτὸ πολλαὶ χιλιάδες, σύμμιγα τῇσι γυναιξὶ κόπτονταί τε τὰ μέτωπα προθύμως καὶ οἰμωγῇ διαχρέωνται ἀπλέτῳ, φάμενοι τὸν ὕστατον αἰεὶ ἀπογενόμενον τῶν βασιλέων, τοῦτον δὴ γενέσθαι ἄριστον. “ Pues bien, tras congregarse en un lugar determinado varios millares de personas, entre periecos, hilotas y espartiatas propiamente dichos, hombres y mujeres, indiscriminadamente, comienzan a golpearse la frente afanosamente y prorrumpen en interminables lamentos, repitiendo una y otra vez que el monarca que acaba de morir ha sido, sin duda alguna, el mejor”.

20 En este fragmento vemos el papel de las mujeres como plañideras: generalmente eran las mujeres las que mostraban todo ese tipo de sentimientos, las que se dejaban llevar por las pasiones, mientras que los hombres acostumbraban a jugar un rol más serio, relacionado con el honor, la fama y la inteligencia. Semejantes manifestaciones de duelo (prohibidas en Atenas por Solón por su carácter “bárbaro”) tan sólo estaban permitidas en Esparta en el caso de la muerte de un rey, y posiblemente eran un vestigio de las costumbres micénicas. Con apenas dos párrafos se nos dan las pinceladas suficientes para intuir que se trataba de una sociedad fuertemente jerarquizada. Frente al término “espartano”, que se refiere en general al habitante de la ciudad de Esparta, con independencia de la situación social, “espartiata” alude a los ciudadanos de pleno derecho, miembros de la clase dominante y descendientes de los antiguos inmigrantes dorios. Los periecos y los hilotas estaban claramente peor considerados en la jerarquía social que estos anteriores: los unos veían considerablemente restringidos sus derechos y los otros, sencillamente, no eran hombres libres.

21 EL TEMPLO DE HELENA VI, 61, 11 Τούτῳ τῷ ἀνδρὶ ἐτύγχανε ἐοῦσα γυνὴ καλλίστη μακρῷ τῶν ἐν Σπάρτῃ γυναικῶν, καὶ ταῦτα μέντοι καλλίστη ἐξ αἰσχίστης γενομένη. Ἐοῦσαν γάρ μιν τὸ εἶδος φλαύρην ἡ τροφὸς αὐτῆς, οἷα ἀνθρώπων τε ὀλβίων θυγατέρα καὶ δυσειδέα ἐοῦσαν, πρὸς δὲ καὶ ὁρῶσα τοὺς γονέας συμφορὴν τὸ εἶδος αὐτῆς ποιευμένους, ταῦτα ἕκαστα μαθοῦσα ἐπιφράζεται τοιάδε. Ἐφόρεε αὐτὴν ἀνὰ πᾶσαν ἡμέρην ἐς τὸ τῆς Ἑλένης ἱρόν· τὸ δ' ἐστὶ ἐν τῇ Θεράπνῃ καλεομένῃ, (…)· ὅκως δὲ ἐνείκειε ἡ τροφός, πρός τε τὤγαλμα ἵστα καὶ ἐλίσσετο τὴν θεὸν ἀπαλλάξαι τῆς δυσμορφίης τὸ παιδίον. Καὶ δή κοτε ἀπιούσῃ ἐκ τοῦ ἱροῦ τῇ τροφῷ γυναῖκα λέγεται ἐπιφανῆναι, ἐπιφανεῖσαν δὲ ἐπειρέσθαι μιν ὅ τι φορέει ἐν τῇ ἀγκάλῃ, καὶ τὴν φράσαι ὡς παιδίον φορέει· τὴν δὲ κελεῦσαί οἱ δεῖξαι, τὴν δὲ οὐ φάναι· ἀπειρῆσθαι γάρ οἱ ἐκ τῶν γειναμένων μηδενὶ ἐπιδεικνύναι. Τὴν δὲ πάντως ἑωυτῇ κελεύειν ἐπιδέξαι· ὁρῶσαν δὲ τὴν γυναῖκα περὶ πολλοῦ ποιευμένην ἰδέσθαι, οὕτω δὴ τὴν τροφὸν δεῖξαι τὸ παιδίον. Τὴν δὲ καταψῶσαν τοῦ παιδίου τὴν κεφαλὴν εἶπαι ὡς καλλιστεύσει πασέων τῶν ἐν Σπάρτῃ γυναικῶν. Ἀπὸ μὲν δὴ ταύτης τῆς ἡμέρης μεταπεσεῖν τὸ εἶδος· γαμέει δέ μιν ἐς γάμου ὥρην ἀπικομένην Ἄγητος ὁ Ἀλκείδεω, οὗτος δὴ ὁ τοῦ Ἀρίστωνος φίλος.

22 “Pues bien, ese sujeto tenía una esposa que era, con ventaja, la mujer más bella de Esparta; y era, sin lugar a dudas, la más bella a pesar de que en su niñez había sido rematadamente fea. Resulta que, como la pequeña pertenecía a una familia acomodada y era poco agraciada, su nodriza, al ver lo mal parecida que era y, además, que los padres consideraban una desgracia la fealdad de su hija, al advertir, repito, esa serie de circunstancias, puso en práctica la siguiente idea. Todos los días la llevaba al santuario de Helena (…); y, cada vez que lo hacía, la nodriza colocaba a la niña ante la imagen e imploraba a la diosa que la librara de su fealdad. Y he aquí que, según cuentan, cierto día en que la nodriza regresaba del santuario, se le apareció una mujer y, de buenas a primeras, le preguntó qué era lo que llevaba en brazos, respondiéndole ella que se trataba de una niña. La mujer le pidió que se la mostrara, pero la nodriza se negó, pues los padres le habían ordenado que no se la enseñara a nadie. No obstante, la mujer le pidió insistentemente que lo hiciera; y, al ver que la desconocida estaba muy interesada en verla, la nodriza acabó por mostrarle a la niña. Entonces la mujer le acarició la cabeza a la niña y afirmó que llegaría a ser la mujer más hermosa de toda Esparta. Justamente a partir de aquel día empezó a cambiar su fisionomía; y, cuando estuvo en edad de casarse, Aqeto, hijo de Alcidas – ese amigo de Aristón a que he aludido –, se casó con ella”.

23 Lo primero que cabe destacar es que, siendo todas las protagonistas de este relato mujeres, no se da el nombre de ninguna de ellas; sin embargo, para aludir al hombre, aunque sea una mera referencia, sí se da su nombre. Es relevante el papel de la nodriza como mujer de clase baja que cuida de los niños de las clases más pudientes. Asimismo, resulta llamativo que en el mundo antiguo se tienda a asociar la idea de magia o espiritualidad con la mujer, como, por ejemplo, con la misteriosa mujer que se le aparece a la nodriza. Es curioso que en una sociedad tan misógina se rinda culto a divinidades femeninas, como Helena. Helena, hija de Zeus y Leda, es un ejemplo de cómo una antigua divinidad fue recordada como mortal en la mitología, al pasar a ser esposa de Menelao. Debió de tratarse de una diosa prehelénica, probablemente relacionada con la fertilidad; no obstante, su identificación como diosa de la belleza puede ser una conjetura personal del autor basada en la hermosura de la Helena raptada por Paris. Es importante destacar que la belleza, ya en aquellos tiempos, otorgaba poder y prestigio social. Así, el propio Heródoto nos dice: “los padres consideraban una desgracia la fealdad de su hija”.

24 ARISTÓN Y SU TERCERA MUJER VI, 61, 6 Ἀρίστωνι βασιλεύοντι ἐν Σπάρτῃ καὶ γήμαντι γυναῖκας δύο παῖδες οὐκ ἐγίνοντο· καὶ οὐ γὰρ συνεγινώσκετο αὐτὸς τούτων εἶναι αἴτιος, γαμέει τρίτην γυναῖκα· ὧδε δὲ γαμέει. Ἦν οἱ φίλος τῶν Σπαρτιητέων ἀνήρ, τῷ προσέκειτο τῶν ἀστῶν μάλιστα ὁ Ἀρίστων. (…) Τὸν δὲ Ἀρίστωνα ἔκνιζε ἄρα τῆς γυναικὸς ταύτης ἔρως· μηχανᾶται δὴ τοιάδε. Αὐτός τε τῷ ἑταίρῳ, τοῦ ἦν ἡ γυνὴ αὕτη, ὑποδέκεται δωτίνην δώσειν τῶν ἑωυτοῦ πάντων ἕν, τὸ ἂν αὐτὸς ἐκεῖνος ἕληται, καὶ τὸν ἑταῖρον ἑωυτῷ ἐκέλευε ὡσαύτως τὴν ὁμοίην διδόναι· ὁ δὲ οὐδὲν φοβηθεὶς ἀμφὶ τῇ γυναικί, ὁρέων ἐοῦσαν καὶ Ἀρίστωνι γυναῖκα, καταινέει ταῦτα· ἐπὶ τούτοισι δὲ ὅρκους ἐπήλασαν. Μετὰ δὲ αὐτός τε ὁ Ἀρίστων ἔδωκε τοῦτο, ὅ τι δὴ ἦν, τὸ εἵλετο τῶν κειμηλίων τῶν Ἀρίστωνος ὁ Ἄγητος, καὶ αὐτὸς τὴν ὁμοίην ζητέων φέρεσθαι παρ' ἐκείνου, ἐνθαῦτα δὴ τοῦ ἑταίρου τὴν γυναῖκα ἐπειρᾶτο ἀπάγεσθαι. Ὁ δὲ πλὴν τούτου μούνου τὰ ἄλλα ἔφη καταινέσαι· ἀναγκαζόμενος μέντοι τῷ τε ὅρκῳ καὶ τῆς ἀπάτης τῇ παραγωγῇ ἀπιεῖ ἀπάγεσθαι. Οὕτω μὲν δὴ τὴν τρίτην ἐσηγάγετο γυναῖκα ὁ Ἀρίστων, τὴν δευτέρην ἀποπεμψάμενος.

25 “Aristón, que era rey de Esparta, se había casado dos veces pero no tenía hijos. Y, como no admitía la posibilidad de que fuera suya la culpa de esa circunstancia, contrajo matrimonio con una tercera mujer; matrimonio que, por cierto, se llevó a cabo como sigue. Aristón era amigo de un espartiata a quien apreciaba más que a ningún otro compatriota. (…) Pero, por lo visto, Aristón se enamoró perdidamente de esa mujer; de ahí que tramara el siguiente ardid. Le prometió a su amigo, el marido de la mujer en cuestión, que iba a obsequiarlo con un regalo – lo que el propio Ageto escogiera de entre la totalidad de sus pertenencias –, e instó a este último a que, en reciprocidad, hiciera con él otro tanto. Entonces Ageto, que no sentía temor alguno por su mujer al ver que Aristón también tenía esposa, accedió a su proposición; y ambos refrendaron con juramentos los términos del acuerdo. Acto seguido, Aristón entregó personalmente a su amigo el objeto – fuera el que fuese – que este último escogió entre los de su propiedad; y, en el momento en que, por su parte, solicitó recibir de Ageto el regalo que le correspondía, fue cuando pretendió llevarse a la mujer de su amigo. Éste manifestó que había accedido a regalarle cualquier cosa a excepción, únicamente, de lo que le estaba pidiendo; pero, no obstante, al verse obligado por el juramento y por la artera estratagema de Aristón, permitió que se la llevara. Así fue, en suma, como Aristón se casó con su tercera mujer tras haber repudiado a la segunda”.

26 De nuevo en este texto no se nos da el nombre de la mujer. Además, podemos ver como la mujer es tratada como un mero objeto, casi un trofeo para el hombre, donde la voluntad y la opinión de aquella ni siquiera son nombradas. En este fragmento es importante la concepción que se desprende del matrimonio. A cada matrimonio, Aristón debía repudiar a su anterior esposa, ya que la poligamia era inusual en el mundo griego. No obstante, se trataba de una monogamia encubierta, puesto que eran frecuentes los encuentros masculinos con las concubinas o las prostitutas. En el mundo griego, el matrimonio no estaba asociado con el amor romántico, sino con la atracción sexual: el matrimonio era un vínculo indispensable para tener descendientes legítimos y, de ahí, la preocupación de Aristón por buscar una esposa fértil, aunque probablemente el problema de fertilidad fuese suyo. Cabe también destacar la importancia que le otorgaban los antiguos a toda palabra pronunciada en tono solemne, a los juramentos. Por lo general, para un griego de esa época la absoluta inviolabilidad de un juramento en su formulación literal era un rígido principio moral. Posteriormente, sin embargo, los pensadores se opusieron a la necesidad de cumplir un juramento prestado a la fuerza, con engaños o ignorancia (cf. Eurípides, Hipólito 612: “mi lengua ha jurado, mas no mi corazón”).

27 DEMARATO VI, 63, 4 Ἐν δέ οἱ χρόνῳ ἐλάσσονι καὶ οὐ πληρώσασα τοὺς δέκα μῆνας ἡ γυνὴ αὕτη τίκτει τοῦτον δὴ τὸν Δημάρητον. Καί τίς οἱ τῶν οἰκετέων ἐν θώκῳ κατημένῳ μετὰ τῶν ἐφόρων ἐξαγγέλλει ὥς οἱ παῖς γέγονε. Ὁ δὲ ἐπιστάμενός τε τὸν χρόνον τῷ ἠγάγετο τὴν γυναῖκα καὶ ἐπὶ δακτύλων συμβαλλόμενος τοὺς μῆνας εἶπε ἀπομόσας· «Οὐκ ἂν ἐμὸς εἴη.» (…) Ἀπικομένῃ δὲ τῇ μητρὶ ἐσθεὶς ἐς τὰς χεῖράς οἱ τῶν σπλάγχνων κατικέτευε, λέγων τοιάδε· «Ὦ μῆτερ, θεῶν σε τῶν τε ἄλλων καταπτόμενος ἱκετεύω καὶ τοῦ Ἑρκείου Διὸς τοῦδε, φράσαι μοι τὴν ἀληθείην, τίς μεο ἐστὶ πατὴρ ὀρθῷ λόγῳ. Λευτυχίδης μὲν γὰρ ἔφη ἐν τοῖσι νείκεσι λέγων κυέουσάν σε ἐκ τοῦ προτέρου ἀνδρὸς οὕτω ἐλθεῖν παρὰ Ἀρίστωνα, οἱ δὲ καὶ τὸν ματαιότερον λόγον λέγοντες φασί σε ἐλθεῖν παρὰ τῶν οἰκετέων τὸν ὀνοφορβόν, καὶ ἐμὲ ἐκείνου εἶναι παῖδα. Ἐγώ σε ὦν μετέρχομαι τῶν θεῶν εἰπεῖν τὠληθές· οὔτε γάρ, εἰ πεποίηκάς τι τῶν λεγομένων, μούνη δὴ πεποίηκας, μετὰ πολλέων δέ·

28 “Y, en menos tiempo del debido – es decir, sin haber cumplido los diez meses –, esta mujer le dio descendencia: se trataba precisamente del tal Demarato. Uno de sus servidores, mientras Aristón se hallaba reunido en junta con los éforos, le comunicó que había tenido un hijo. Entonces él, que recordaba perfectamente la fecha de su matrimonio, se puso a contar los meses con los dedos y exclamó, mascullando un juramento: >. (…) Al llegar su madre, Demarato le puso en las manos un trozo de las entrañas y le dirigió una súplica en los siguientes términos: <<Madre, en nombre de todos los dioses y en especial de Zeus Herceo, cuyo altar aquí ves, te suplico que me digas la verdad; dime con toda franqueza quién es mi padre. Pues, durante las polémicas, Leotíquidas ha venido diciendo que tú estabas embarazada de tu primer marido y que llegaste a casa de Aristón ya encinta; pero hay quienes cuentan una historia aun más infame, asegurando que mantuviste relaciones con un criado – ¡con el mozo de mulas! – y que yo soy hijo suyo. Te ruego, pues, por los dioses, que me digas la verdad; porque si has hecho algo de lo que cuentan, a fe que no has sido la única en hacerlo, sino que has imitado a multitud de mujeres”.

29 Debemos apuntar que, salvo en los regímenes matriarcales, la duración del embarazo era una cuestión objeto de la preocupación de los legisladores como prueba de la filiación legítima. Se estimaba entre los griegos la duración de este sobre los diez meses lunares. Se deduce, por tanto, la importancia que tenía entre los griegos el hecho de haber concebido a un hijo en la legitimidad, pues, de lo contrario, éste perdería gran parte de sus derechos. También se desprende del texto, cuando Demarato acusa a su madre de haber yacido con el mozo de mulas, la gran jerarquización de la sociedad espartana, donde los matrimonios entre distintos estratos sociales no estaban socialmente aceptados. Asistimos de nuevo a un juramento en nombre de los dioses, en el cual el hijo hace partícipe a su madre entregándole las entrañas del animal recién sacrificado para que incurra en perjurio si miente. Se trataba de un rito consagrado y habitual entre los griegos. Finalmente, vemos un claro argumento misógino que tacha a las mujeres de pasionales, desmesuradas y portadoras de males para los hombres. Así, Demarato, acusando a su madre sin pruebas, deslegitimiza y culpabiliza a todas las mujeres por el simple hecho de serlo.

30 EL RAPTO DE PÉRCALO VI, 65, 4 Ὁ δὲ Λευτυχίδης ἦν ἐχθρὸς τῷ Δημαρήτῳ μάλιστα γεγονὼς διὰ πρῆγμα τοιόνδε. Ἁρμοσαμένου Λευτυχίδεω Πέρκαλον τὴν Χίλωνος τοῦ Δημαρμένου θυγατέρα ὁ Δημάρητος ἐπιβουλεύσας ἀποστερέει Λευτυχίδην τοῦ γάμου, φθάσας αὐτὸς τὴν Πέρκαλον ἁρπάσας καὶ σχὼν γυναῖκα. “Y por cierto que Leotíquidas se había convertido en un acérrimo enemigo de Demarato por el siguiente motivo: Leotíquidas se había prometido con Pércalo, que era hija de Quilón (el hijo de Demármeno); sin embargo Demarato, con sus intrigas, imposibilitó la boda, ya que, a la hora de raptar a Pércalo, se le adelantó y la hizo su esposa”. Mientras que en el resto de Grecia el rapto de la novia por parte del novio había desaparecido (en Atenas, por ejemplo, tras el banquete de bodas, la desposada era conducida desde la casa de sus padres a la de su marido en un carro, acompañada de un cortejo de amigos), tal costumbre pervivía en Esparta y este rito sancionaba el matrimonio.

31 Bibliografía: Schrader, C. (1981). Historia, Heródoto, libros V – VI. Madrid: Editorial Gredos Flacelière R. (1989). La vida cotidiana en Grecia en el siglo de Pericles. Madrid: Ediciones Temas de Hoy.


Κατέβασμα ppt "Tarea colaborativa Libro VI, “Historia” de Heródoto Lydia Rodrigo, Esmeralda Molina, María Vicenta Ern, Maria Blasco."

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